Víctor Hugo

Noble como la cándida adorada del inmortal poeta florentina, corona de la frente inmaculada el dorado cabello que sobre el hombro flota en blondos rizos, perdida en el espacio la mirada como se pierde en su conjunto bello la de aquél que contempla sus hechizos. Hay infinita luz que reverbera en el azul de sus divinos ojos cual de limpio zafiro en los cristales. Una expresión de majestad serena de pudor y recato virginales vela la gracia de sus labios rojos, y es a la vez misterioso encanto, lumbre, murmullo, vibración y canto! Su voz tiene las notas armoniosas de la del ave que en blando nido de su impotencia de volar se queja, llena de suavidad, llena de calma su cariñosa frase siempre deja una estela de perlas en el alma. Tiene la delicada transparencia de las húmedas hojas de las lilas y ni una leve mancha en la conciencia y ni una leve sombra en las pupilas. Es una reunión encantadora de lo más dulce que la vida encierra a los rosados rayos de la aurora hecha, del aire en los azules velos, con lo más delicado de la tierra y lo más delicado de los cielos!

Collection: 
1885

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Las cosas viejas, tristes, desteñidas, sin voz y sin color, saben secretos de las épocas muertas, de las vidas que ya nadie conserva en la memoria, y a veces a los hombres, cuando inquietos las miran y las palpan, con extrañas voces de agonizante, dicen, paso, casi al oído, alguna rara historia...

Soñaba en ese entonces en forjar un poema, De arte nervioso y nueva obra audaz y suprema, Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico Llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico Y los ritmos indóciles vinieron acercándose, Juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose, Ritmos sonoros,...

Cuando al quererlo la suerte
se mezclan a nuestras vidas,
de la ausencia o de la muerte,
las penas desconocidas,

y, envueltos en el misterio
van, con rapidez que asombra,
amigos al cementerio,
ilusiones a la sombra,

la intensa voz de ternura...

Si en tus recuerdos ves algún día entre la niebla de lo pasado surgir la triste memoria mía medio borrada ya por los años, piensa que fuiste siempre mi anhelo y si el recuerdo de amor tan santo mueve tu pecho; nubla tu cielo, llena de lágrimas tus ojos garzos; ¡ah! ¡no me busques aquí en la...