A un poeta

Nada más triste que un titán que llora,
Hombre-montaña encadenado a un lirio,
Que gime fuerte, que pujante implora:
Víctima propia en su fatal martirio.

Hércules loco que a los pies de Onfalia
La clava deja y el luchar rehusa,
Héroe que calza femenil sandalia,
Vate que olvida a la vibrante musa.

¡Quién desquijara los robustos leones,
Hilando esclavo con la débil rueca;
Sin labor, sin empuje, sin acciones;
Puños de fierro y áspera muñeca!

No es tal poeta para hollar alfombras
Por donde triunfan femeniles danzas:
Que vibre rayos para herir las sombras,
Que escriba versos que parezcan lanzas.

Relampagueando la soberbia estrofa,
Su surco deje de esplendente lumbre,
Y el pantano de escándalo y de mofa
Que no lo vea el águila en su cumbre.

Bravo soldado con su casco de oro
Lance el dardo que quema y que desgarra,
Que embiste rudo como embiste el toro,
Que clave firme, como el león, la garra.

Cante valiente y al cantar trabaje;
Que ofrezca robles si se juzga monte;
Que su idea, en el mal rompa y desgaje
Como en la selva virgen el bisonte.

Que lo que diga la inspirada boca
Suene en el pueblo con palabra extraña;
Ruido de oleaje al azotar la roca,
Voz de caverna y soplo de montaña.

Deje Sansón de Dalila el regazo:
Dalila engaña y corta los cabellos.
No pierda el fuerte el rayo de su brazo
Por ser esclavo de unos ojos bellos.

Collection: 
1887

More from Poet

  • A José Enrique Rodó

    I

    Yo soy aquel que ayer no más decía
    el verso azul y la canción profana,
    en cuya noche un ruiseñor había
    que era alondra de luz por la mañana.

    El dueño fui de mi jardín de sueño,
    lleno de rosas y de cisnes vagos;
    el dueño de...

  • Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
    botón de pensamiento que busca ser la rosa;
    se anuncia con un beso que en mis labios se posa
    al abrazo imposible de la Venus de Milo.

    Adornan verdes palmas el blanco peristilo;
    los astros me han predicho la visión de...

  • En su país de hierro vive el gran viejo,
    Bello como un patriarca, sereno y santo.
    Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
    Algo que impera y vence con noble encanto.

    Su alma del infinito parece espejo;
    Son sus cansados hombros dignos del manto;
    Y con arpa...

  • ¡Torres de Dios! ¡Poetas!
    ¡Pararrayos celestes,
    que resistís las duras tempestades,
    como crestas escuetas,
    como picos agrestes,
    rompeolas de las eternidades!

    La mágica esperanza anuncia el día
    en que sobre la roca de armonía
    expirará la pérfida...

  • Es la tarde gris y triste.
    Viste el mar de terciopelo
    y el cielo profundo viste
    de duelo.

    Del abismo se levanta
    la queja amarga y sonora.
    La onda, cuando el viento canta
    llora.

    Los violines de la bruma
    saludan al sol que muere.
    ...