Llorando, llorando,
nochecita oscura, por aquel camino
la andaba buscando.
Conmigo no vengas...
Que la suerte mía por malitos pasos,
gitana me lleva.
¡Mare del Rosario,
cómo yo guardaba el pelito suyo
en un relicario!
¡Qué le voy a hacer...!
Yo te he querío porque te he querío
y te he olvidao porque te olvidé.
Toíto se acaba:
la salú, la alegría, el dinero
y la buena cara.
Yo no sé olvidar...
Yo no sé más que quererte hoy mucho
y mañana más.
Esta agüita fresca...
¡Cómo la tengo en los propios labios
y no puó beberla!
Perdona por Dios...
que otra gitana se llevó las llaves
de mi corazón.
¡Qué gustiyo grande
que las cositas qu tú y yo sabemos
no las sepa nadie!
Eres como el sol:
cuando tú vienes se hace de día
en mi corazón.
No temo a la muerte,
serrana del alma, por perder la vía,
sino por perderte.
Siéntate a mi vera...,
dame la mano, hermanita mía,
cuéntame tus penas.
Tiene mi chiquilla
los ojitos negros más negros y grandes
que he visto en mi vida.
Que no quieres verme...
De día y de noche, dormía y despierta,
me tienes presente.