• Pasan las horas de hastío
    por la estancia familiar,
    el amplio cuarto sombrío
    donde yo empecé a soñar.
    Del reloj arrinconado,
    que en la penumbra clarea,
    el tic-tac acompasado
    odiosamente golpea.
    Dice la monotonía
    del agua clara al caer:
    un día es como otro día;
    hoy es lo mismo que ayer.
    Cae la tarde. El viento agita...