Fuë en tiempo de borrascas, en una selva oscura
bajo una vieja acacia, somnífera y hojosa;
tus grandes ojos verdes sufrían la tortura
quemante de los besos de mi boca golosa:
Tus ojos, impregnados de miedo y de ternura,
tus ojos, esmeraldas que me robó la fosa!
Se ennegrecía el cielo; ¡cómo olvidar las horas
que pasaron entonces, cuando en mis brazos...