• Murió por ti; su entierro al otro día
    pasar desde el balcón juntos miramos,
    y, espantados tal vez de tu falsía,
    en tu alcoba los dos nos refugiamos.
    Cerrabas con terror los ojos bellos;
    el requiescat se oía. Al verte triste,
    yo la trenza besé de tus cabellos,
    y--¡Traición! ¡Sacrilegio!—me dijiste.
    Seguía el de profundis, y gemimos...
    El...

  • He buscado en tu cuerpo la canción.
    Alguien lleva un tesoro entre las manos.