• Reprendía un abad a un perezoso
    monje que a los maitines no asistía,
    y con ásperas voces le decía:
    - ¿Qué efecto, hermano, tan escandaloso

    producirá en cualquiera religioso
    su negligencia? Copie lo que hacía
    todo un rey, un David. ¡Con qué alegría,
    con qué afecto tan tierno y fervoroso

    a medianoche el lecho abandonaba
    para orar al...