• Picados de viruelas, cubiertos de verrugas,
    con sus verdes ojeras, sus dedos sarmentosos,
    la coronilla ornada de costras y de arrugas
    cual las eflorescencias de los muros ruinosos.

    En idilio epiléptico han logrado injertar
    su osamenta a los grandes esqueletos oscuros
    de las sillas; ni un día han podido apartar
    los pies de los barrotes raquíticos y...