• Yo sentí al descender los impasibles Ríos
    que ya no me sirgaban mis conductores rudos;
    de blanco a pieles-rojas chillones y bravíos
    sirvieron en los postes, clavados y desnudos.

    Por las tripulaciones nunca tuve interés
    y cuando terminó la cruel algarabía,
    a mí, barco de trigo y de algodón inglés,
    me dejaron los Ríos ir adonde quería.

    Bogué en...