• La indiferente y bella Flora
    del amor ciego se burlaba,
    sin experiencia a toda hora
    la pobrecilla así cantaba:
    «No temo, amor, tu poderío,
    a pesar de toda tu saña,
    libre seré de tu albedrío;
    tu buena cara no me engaña».

    «Me lo han dicho mis compañeras,
    los hombres son muy inconstantes;
    si con ellos somos severas
    ...