• El hada más hermosa ha sonreído
    al ver la lumbre de una estrella pálida,
    que en hilo suave, blanco y silencioso
    se enrosca al huso de su rubia hermana.
    Y vuelve a sonreír porque en su rueca
    el hilo de los campos se enmaraña.
    Tras la tenue cortina de la alcoba
    está el jardín envuelto en luz dorada.
    La cuna, casi en sombra. El niño duerme....

  • Está la plaza sombría;
    muere el día.
    Suenan lejos las campanas.
    De balcones y ventanas
    se iluminan las vidrieras
    con reflejos mortecinos,
    como huesos blanquecinos
    y borrosas calaveras.
    En toda la tarde brilla
    una luz de pesadilla.
    Está el sol en el ocaso.
    Suena el eco de mi paso.
    —¿Eres tú? Ya te esperaba......

  • Los árboles conservan
    verdes aún las copas,
    pero del verde mustio
    de las marchitas frondas.
    El agua de la fuente,
    sobre la piedra tosca
    y de verdín cubierta,
    resbala silenciosa.
    Arrastra el viento algunas
    amarillentas hojas.
    ¡El viento de la tarde
    sobre la tierra en sombra!

  • ¿No eres tú, mariposa,
    el alma de estas sierras solitarias,
    de sus barrancos hondos
    y de sus cumbres agrias?
    Para que tú nacieras,
    con su varita mágica
    a las tormentas de la piedra, un día,
    mandó callar un hada,
    y encadenó los montes
    para que tú volaras.
    Anaranjada y negra,
    morenita y dorada,
    mariposa montés, sobre el...

  • Me dijo un alba de la primavera:
    —Yo florecí en tu corazón sombrío
    ha muchos años, caminante viejo
    que no cortas las flores del camino.
    Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda
    el viejo aroma de mis viejos lirios?
    ¿Perfuman aun mis rosas la alba frente
    del hada de tu sueño adamantino?
    Respondí a la mañana:
    —Sólo tienen cristal los sueños...

  • Me dijo una tarde
    de la primavera:
    Si buscas caminos
    en flor en la tierra,
    mata tus palabras
    y oye tu alma vieja.
    Que el mismo albo lino
    que te vista sea
    tu traje de duelo,
    tu traje de fiesta.
    Ama tu alegría
    y ama tu tristeza,
    si buscas caminos
    en flor en la tierra.
    Respondí a la tarde
    de la primavera:...

  • El demonio de mis sueños
    ríe con sus labios rojos,
    sus negros y vivos ojos,
    sus dientes finos, pequeños.
    Y jovial y picaresco
    se lanza a un baile grotesco,
    luciendo el cuerpo deforme
    y su enorme
    joroba. Es feo y barbudo,
    y chiquitín y panzudo.
    Yo no sé por qué razón,
    de mi tragedia, bufón,
    te ríes... Mas tú eres vivo...

  • ¿Mí corazón se ha dormido?
    Colmenares de mis sueños,
    ¿ya no labráis? ¿Está seca
    la noria del pensamiento,
    los cangilones vacíos,
    girando, de sombra llenos?
    No; mi corazón no duerme.
    Está despierto, despierto.
    Ni duerme ni sueña; mira,
    los claros ojos abiertos,
    señas lejanas y escucha
    a orillas del gran silencio.

  • El primero es Gonzalo de Berceo llamado,
    Gonzalo de Berceo, poeta y peregrino,
    que yendo en romería acaeció en un prado,
    y a quien los sabios pintan copiando un pergamino.
    Trovó a Santo Domingo, trovó a Santa María,
    y a San Millán, y a San Lorenzo y Santa Oria
    y dijo: Mi dictado non es de juglaría;
    escrito lo tenemos; es verdadera historia....

  • I
    Los últimos vencejos revolean
    en torno al campanario;
    los niños gritan, saltan, se pelean.
    En su rincón, Martín el solitario.
    ¡La tarde, casi noche, polvorienta,
    la algazara infantil, y el vocerío,
    a la par, de sus doce en sus cincuenta!

    ¡Oh alma plena y espíritu vacío,
    ante la turbia hoguera
    con llama...