En mi memoria estás mansión querida,
con signos indelebles señalada,
tú que alargas las horas de una vida
al rigor de un suplicio destinada.
Mientras furioso a la venganza aspira
el déspota en frenético ardimiento,
dulcemente mi pecho aquí respira
tu ambiente puro, de cuidado exento.
Me detienes seguro meditando
desde el tranquilo y...