•  A todas las evoco. Pensativas,
    cual si tuvieran alma, yo las veo
    pasar, como teorías que viniesen
    en las estancias líricas de un verso.

     Las buenas, las cordiales, generosas
    madrecitas de olvidos en los duelos,
    las buenas, las cordiales, que ya nunca...

  •  Me obsedan tus manos exangües y finas,
    ¡tus manos! puñales de heridas ajenas,
    cuando en el teclado predicen, en notas,
    las inapelables deseadas condenas...

     Tus manos, amores de nardos y rosas,
    cuya Histeria tiene sangre de pasiones,
    como aquellas...