No más llorar, Miguel; que la esperanza
torna el busto del dueño malogrado.
Si bien la semejanza,
por no afligirte el alma conmovida,
del artista el cincel disimulado
dentro en la piedra la dejó escondida.
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He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.Ya me parece que eres un...