• ¡Señor, tenme piedad, aunque a ti clame
    sin fe! ¡perdona que te niegue o riña
    y el ara tienda con bochorno infame!

    Vuelvo al antiguo altar. ¡No en vano ciña
    guirnaldas a un león y desparrame
    riego que pueda prosperar tu viña!

    ¡Líbrame por merced, como te plugo
    a Bautista y Apóstol en Judea,
    ya que no me suicido ni me fugo!

    ¡Inclínate al...

  • Como tronco en montaña venido al suelo.
    Frente grandiosa y limpia, soberbia y pura.
    Negras y unidas cejas, con la figura
    del trazo curvo y fino que marca el vuelo.

    De un pájaro en un croquis que apunta un cielo.
    Nariz igual a un pico de halcón albura
    de canas. ¡El abeto, ya sin verdura,
    dio en tierra y está en parte cinto de hielo!

    El ojo mal...

  • Bajo el ronco motín que grita muerte,
    el sagrado bajel cruje de suerte
    que semeja reír - El genio es fuerte;

    Y aún ante indicio, de locura o dolo,
    no culpa de falaz a Marco Polo,
    y se obstina en creer, inmenso y solo.

    Su fe suele medrar cuando vacila...
    ¡Así la llama del hachón oscila
    al viento, y es mayor por intranquila!

    En el ignoto...

  • Espléndida rosa de mágico prado
    que entreabre sus hojas al sol del amor,
    eso eres, Anita. Yo soy, a tu lado,
    la espina en la rosa, la nube en el sol.

    Dejé mis riberas, mi nido de palma,
    colgado de un árbol dejé mi rabel;
    tendí en el espacio las alas de mi alma
    y llego y murmuro mi nombre a tus pies.

    Es flor de los cielos la pálida estrella,...

  • ¡Tus trovas dejan profundos rastros...
    Son arroyuelos y ruiseñores:
    aves que trinan entre los astros
    y ondas que cantan entre las flores!

    ¡Nada conozco que inspire tanto
    como tus versos blondos y suaves,
    en que producen divino encanto
    flores y astros, ondas y aves!

    Pero la perla yace en las simas
    y la violeta bajo las frondas...
    ¡...

  • ¡Si yo tuviera aliento como el águila
    que se remonta a la región azul,
    me elevaría a la mansión espléndida
    donde se sienta el Padre de la luz!

    Y postrado a sus pies como los ángeles
    que bendicen su altísima bondad,
    le pidiera la música del céfiro
    y el murmullo pacífico del mar;

    le pidiera la voz dulce y monótona
    del viento en la desierta...

  • Dicen que el nauta que frecuenta el hielo
    del yermo boreal, venciendo el frío,
    recibe a veces de ignorado cielo
    una olorosa ráfaga de estío.

    ¡Qué beso el de tal hálito de paso!
    ¡Qué fruición! ¡Qué delicia! ¡Qué embeleso!
    ¡Sólo un beso de amor produce acaso
    mayor placer que semejante beso!

    Pues bien, yo experimento a tus miradas
    lo que en...

  • El misterio nocturno era divino.
    Eudora estaba como nunca bella,
    y tenía en los ojos la centella,
    la luz de un gozo conquistado al vino.

    De alto balcón apostrofóme a tino;
    y rostro al cielo departí con ella
    tierno y audaz, como con una estrella...
    !Oh qué timbre de voz trémulo y fino!

    ¡Y aquel fruto vedado e indiscreto
    se puso el manto,...

  • Bruno el sombrero que a lucir campea
    Con alto moño y superior plumaje.
    Faz que vela su olímpico linaje
    Y que de negro el tul raya y puntea.

    Azabache tejido el noble traje;
    Y al cuello en un listón rica presea:
    Adamantino aljófar que chispea
    En dos aros que intrincan maridaje.

    Al pecho y relumbrando en el ropaje,
    Áurica soga. La beldad...

  • Me hallo solo y estoy triste.
    Tu viaje -que no maldigo
    porque tú lo decidiste-,
    me hundió en la sombra. ¡Partiste,
    y la luz se fue contigo!

    ¡Somos, en este momento
    en que el afán nos consume,
    dos flores de sentimiento
    separadas por el viento
    y unidas por el perfume!

    ¡Ay de los enamorados
    que están en diversos puntos
    y...