Sentados a la margen
de babilonio río,
allí, Sión, tu nombre
recordamos llorosos y cautivos.    
Y las sonoras arpas,
y címbalos festivos,
tristes ya y destemplados,
de los frondosos sauces suspendimos.    
Los que en vil servidumbre
nos llevaban ¡oh, indignos!
por escarnio intentaron
oír nuestras canciones allí mismo....
