• Sueño, que lento y pesado
    mis sentidos acometes,
    y uno a uno los sometes
    a tu imperio dilatado:

    tú en prisión pones la vista
    y gusto y tacto en olvido:
    pierde el olfato la pista,
    y, aunque el último, el oído
    también cede a tu conquista

    Y así dominas el fuerte,
    y dejas de guarnición
    la eficaz respiración
    para que impida a...