• «¿No oyes? la aguda cántiga temprana
    del ave conocida en la ventana,
    oh amado, nos avisa
    que torna la mañana
    con importuna desusada prisa.
    »¡Ay! ya de tu partir llegó la hora:
    ¡Cuán presurosa fue de la traidora
    breve noche la fuga!
    La diligente aurora
    Hoy ¡qué temprano en nuestro mal madruga!
    »Mas deja el lecho, y tus disfraces viste...