•     Escrito estaba, sí: se rompe en vano
     Una vez y otra la fatal cadena,
     Y mi vigor por recobrar me afano.
     Escrito estaba: el cielo me condena
     A tornar siempre al cautiverio rudo,
                 Y yo obediente acudo,
                 Restaurando eslabones
     Que cada vez más rígidos me oprimen;
     Pues del yugo fatal no me redimen
     De mi altivez...