• El viejo pozo de mi vieja casa
    sobre cuyo brocal mi infancia tantas veces
    se clavaba de codos, buscando el vaticinio
    de la tortuga, o bien el iris de los peces,
    es un compendio de ilusión
    y de históricas pequeñeces.

    Ni tortuga, ni pez; sólo el venero
    que mantiene su estrofa concéntrica en el agua
    y que dio fe del ósculo primero
    que por...