• Magdalena, conozco que te amo
    en que la más trivial de tus acciones
    es pasto para mí, como la miga
    es la felicidad de los gorriones.

    Tu palabra más fútil
    es combustible de mi fantasía,
    y pasa por mi espíritu feudal
    como un rayo de sol por una umbría.

    Una mañana (en que la misma prosa
    del vivir se tornaba melodiosa)
    te daban un...