• Del luto de mi noche
    mi ángel funesto
    tejió un velo pesado,
    tupido y denso
    más que las sombras
    que en los hondos abismos
    eternas moran.

    Negóme desde entonces
    el sol su brillo,
    ¡ay!, negóme la luna
    su fulgor tímido,
    y la esperanza
    no alumbró más el yermo
    de mis entrañas.

    Por eso todo, todo...