• Es el hospicio, el viejo hospicio provinciano,
    el caserón ruinoso de ennegrecidas tejas
    en donde los vencejos anidan en verano
    y graznan en las noches de invierno las cornejas.
    Con su frontón al Norte, entre los dos torreones
    de antigua fortaleza, el sórdido edificio
    de agrietados muros y sucios paredones
    es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo...

  • El limonero lánguido suspende
    una pálida rama polvorienta,
    sobre el encanto de la fuente limpia,
    y allá en el fondo sueñan
    los frutos de oro...
    Es una tarde clara,
    casi de primavera,
    tibia tarde de marzo
    que el hálito de abril cercano lleva;
    y estoy solo, en el patio silencioso,
    buscando una ilusión cándida y vieja:...

  • La España de charanga y pandereta,
    cerrado y sacristía,
    devota de Frascuelo y de María,
    de espíritu burlón y de alma quieta,
    ha de tener su mármol y su día,
    su inefable mañana y su poeta.
    El vano ayer engendrará un mañana
    vacío y ¡por ventura! pasajero.
    Serán un joven lechuzo y tarambana,
    un sayón con hechuras de bolero:
    a la moda...

  • Maldiciendo su destino
    como Glauco, el dios marino,
    mira, turbia la pupila
    de llanto, el mar, que le debe su blanca virgen Scyla.
    Él sabe que un Dios más fuerte
    con la sustancia inmortal está jugando a la muerte,
    cual niño bárbaro. Él piensa
    que ha de caer como rama que sobre las aguas flota,
    antes de perderse, gota
    de mar, en la mar...

  • El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.
    Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?
    Pasado el llano verde, en la florida loma,
    acaso está el cercano final de tu camino.
    Tú no verás del trigo la espiga sazonada
    y de macizas pomas cargado el manzanar,
    ni de la vid rugosa la uva aurirrosada
    ha de exprimir su alegre licor en tu lagar....

  • El sol es un globo de fuego,
    la luna es un disco morado.
    Una blanca paloma se posa
    en el alto ciprés centenario.
    Los cuadros de mirtos parecen
    de marchito velludo empolvado.
    ¡El jardín y la tarde tranquila!...
    Suena el agua en la fuente de mármol.

  • El sueño bajo el sol que aturde y ciega,
    tórrido sueño en la hora de arrebol;
    el río luminoso el aire surca;
    esplende la montaña;
    la tarde es polvo y sol.
    El terrible caracol del viento
    ronco dormita en el remoto alcor;
    emerge el sueño ingrave en la palmera,
    luego se enciende en el naranjo en flor.
    La estúpida cigüeña
    su...

  • Yo, para todo viaje
    —siempre sobre la madera
    de mi vagón de tercera—,
    voy ligero de equipaje.
    Si es de noche, porque no
    acostumbro a dormir yo,
    y de día, por mirar
    los arbolitos pasar,
    yo nunca duermo en el tren,
    y, sin embargo, voy bien.
    ¡Este placer de alejarse!
    Londres, Madrid, Ponferrada,
    tan lindos... para marcharse...

  • Está en la sala familiar, sombría,
    y entre nosotros, el querido hermano
    que en el sueño infantil de un claro día
    vimos partir hacia un país lejano.
    Hoy tiene ya las sienes plateadas,
    un gris mechón sobre la angosta frente,
    y la fría inquietud de sus miradas
    revela un alma casi toda ausente.
    Deshójanse las copas otoñales
    del parque...

  • Recuerdo que una tarde de soledad y hastío,
    ¡oh tarde como tantas! , el alma mía era,
    bajo el azul monótono, un ancho y terso río
    que ni tenía un pobre juncal en su ribera.
    ¡Oh mundo sin encanto, sentimental inopia
    que borra el misterioso azogue del cristal!
    ¡Oh el alma sin amores que el Universo copia
    con un irremediable bostezo universal!...