¡Ay! ¡qué aroma embalsamado,
y qué armonioso concento,
y qué susurro acordado
al claro espacio alborado
lleva en sus alas el viento!
¡Salve, ciudad de las flores!
que hasta olvidé mis dolores
en tus eternos pensiles;
¡Eden de los Irasfiles,
paraíso de los amores!
Al sol tocando su frente,
en mar de aromas se baña
rica...