• Y vuelves —brisa, nube, flor y trino—
    para mi corazón que nada espera,
    a mis rotos palacios de quimera
    sepultos en la arena del camino.

    El dulzor de la extinta primavera
    guarda mi corazón —vaso divino—,
    como el rosado caracol marino
    guarda el eco del mar en la ribera.

    ¡Oh, abril celeste, con el alma buena,
    clara y sencilla, como la...