• A su esposo

    Para siempre, cual rápido sueño,
    aquel tiempo feliz ha pasado
    en que, amada y amante en un grado,
    los deleites del cielo gocé:
    Lima toda miró con envidia
    nuestras dichas y castos amores,
    y por fácil sendero de flores
    resbaló descuidado mi pie.
    Un audaz misterioso extranjero
    a quien yo, sin saberlo, inspiraba...