Del encantado celestial palacio
miro brillar cada anchurosa sala,
de esmeralda, zafir, rubí y topacio
con color vario y lumbre, que no iguala
la luz cambiada en cada breve espacio
de los mágicos fuegos de Bengala;
y de una sola fina piedra es hecho
cada diáfano muro y alto techo.
Y paredes penetra y techos una
extraña claridad, de otro sol...