• A Miguel Ángel Barona

    Guárdate tus sonrisas: mi corazón hastiado,
    como fruto en sazón, a la tierra se inclina;
    la senda ha sido larga, amiga: estoy cansado,
    y quisiera gozar de mi hora vespertina.

    Odio aquellos amores de folletín: mi herida
    no mendiga limosnas de piedades ajenas.
    Yo tengo...