• 13

    Mi corazón no puede con la carga
    de su amorosa y lóbrega tormenta
    y hasta mi lengua eleva la sangrienta
    especie clamorosa que lo embarga.

    Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
    mi corazón y es lengua larga y lenta...
    ¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
    los dulces granos de la arena amarga.

    Mi corazón no puede más de triste...

  • 14

    Silencio de metal triste y sonoro,
    espadas congregando con amores
    en el final de huesos destructores
    de la región volcánica del toro.

    Una humedad de femenino oro
    que olió puso en su sangre resplandores,
    y refugió un bramido entre las flores
    como un huracanado y vasto lloro.

    De amorosas y cálidas cornadas
    cubriendo está...

  • 15

    Me llamo barro aunque Miguel me llame.
    Barro es mi profesión y mi destino
    que mancha con su lengua cuanto lame.

    Soy un triste instrumento del camino.
    Soy una lengua dulcemente infame
    a los pies que idolatro desplegada.

    Como un nocturno buey de agua y barbecho
    que quiere ser criatura idolatrada,
    embisto a tus zapatos y a sus...

  • 16

    Si la sangre también, como el cabello,
    con el dolor y el tiempo encaneciera,
    mi sangre, roja hasta el carbunclo, fuera
    pálida hasta el temor y hasta el destello.

    Desde que me conozco me querello
    tanto de tanto andar de fiera en fiera
    sangre, y ya no es mi sangre una nevera
    porque la nieve no se ocupa de ello.

    Si el tiempo y el...

  • 17

    El toro sabe al fin de la corrida,
    donde prueba su chorro repentino,
    que el sabor de la muerte es el de un vino
    que el equilibrio impide de la vida.

    Respira corazones por la herida
    desde un gigante corazón vecino,
    y su vasto poder de piedra y pino
    cesa debilitado en la caída.

    Y como el toro tú, mi sangre astada,
    que el...

  • 18

    Ya de su creación, tal vez, alhaja
    algún sereno aparte campesino
    el algarrobo, el haya, el roble, el pino
    que ha de dar la materia de mi caja.

    Ya, tal vez, la combate y trabaja
    el talador con ímpetu asesino
    y, tal vez, por la cuesta del camino
    sangrando subre y resonando baja.

    Ya, tal vez, la reduce a geometría,
    a pliegos...

  • 19

    Yo sé que ver y oír a un triste enfada
    cuando se viene y va de la alegría
    como un mar meridiano a una bahía,
    a una región esquiva y desolada.

    Lo que he sufrido y nada todo es nada
    para lo que me queda todavía
    que sufrir, el rigor de esta agonía
    de andar de este cuchillo a aquella espada.

    Me callaré, me apartaré si puedo
    ...

  • 2

    ¿No cesará este rayo que me habita
    el corazón de exasperadas fieras
    y de fraguas coléricas y herreras
    donde el metal más fresco se marchita?

    ¿No cesará esta terca estalactita
    de cultivar sus duras cabelleras
    como espadas y rígidas hogueras
    hacia mi corazón que muge y grita?

    Este rayo ni cesa ni se agota:
    de mí mismo tomó...

  • 20

    No me conformo, no: me desespero
    como si fuera un huracán de lava
    en el presidio de una almendra esclava
    o en el penal colgante de un jilguero.

    Besarte fue besar un avispero
    que me clama al tormento y me desclava
    y cava un hoyo fúnebre y lo cava
    dentro del corazón donde me muero.

    No me conformo, no: ya es tanto y tanto
    ...

  • 21

    ¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria
    del privilegio aquel, de aquel aquello
    que era, almenadamente blanco y bello,
    una almena de nata giratoria?

    Recuerdo y no recuerdo aquella historia
    de marfil expirado en un cabello,
    donde aprendió a ceñir el cisne cuello
    y a vocear la nieve transitoria.

    Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo...