A Víctor Hugo

I

En los pliegues sinuosos de las viejas capitales,
Donde todo, hasta el horror, vuelve a los sortilegios,
Espío, obediente a mis humores fatales,
Los...

Dice Vauvenargues que en los jardines públicos hay paseos frecuentados principalmente por la ambición venida a menos, por los inventores desgraciados, por las glorias abortadas, por los corazones rotos, por todas esas almas temblorosas y cerradas en que rugen todavía los últimos suspiros de una...

En un hermoso jardín, donde los rayos del sol otoño parecían rezagarse a gusto, bajo un cielo verdoso ya, con nubes de oro flotantes como continentes viajeros, cuatro bellos niños, cuatro muchachos, cansados sin duda del juego, hablaban entre sí.

Uno decía: «Ayer me llevaron al teatro. En...

Madre de los juegos latinos y de las voluptuosidades griegas,
Lesbos, en la que los besos, lánguidos o gozosos,
Cálidos como soles, frescos como sandías,
Constituyen el ornato de noches y días gloriosos;
Madre de los juegos latinos y de las voluptuosidades griegas,

...

I

Una Idea, una Forma, un Ser
Surgido del azur y caído
En una Estigia cenagosa y plomiza
Donde ninguna mirada del Cielo penetra;

Un Ángel, imprudente viajero
Que ha tentado el amor de lo informe,
En el fondo de una pesadilla enorme
...

¿Podemos ahogar el viejo, el prolongado Remordimiento,
Que vive, se agita y se retuerce,
Y se nutre de nosotros como el gusano de los muertos,
Como de la encina la oruga?
¿Podernos ahogar el implacable Remordimiento?

¿En qué filtro filtro, en qué vino, en qué...

Entre tantas beldades como por todas partes puédense ver,
Yo comprendo bien, amigos, que el deseo vacile;
Pero sí se ve brillar en Lola de Valencia
El encanto inesperado de una joya rosada y negra.

La Luna, que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías en la cuna, y se dijo: «Esa criatura me agrada.»

Y bajó muellemente por su escalera de nubes y pasó sin ruido a través de los cristales. Luego se tendió sobre ti con la ternura flexible de una madre, y depositó en...

Bajo los techos negros que los abrigan,
Los búhos se mantienen alineados,
Como dioses extraños,
Clavando su mirada roja. Meditan.

Sin moverse se mantendrán
Hasta la hora melancólica
En que, empujando el sol oblicuo,
Las tinieblas se establezcan.

...

¡Contémplalos, alma mía; son realmente horrendos!
Parecidos a maniquíes; vagamente ridículos;
Terribles, singulares como los sonámbulos;
Asestando, no se sabe dónde, sus globos tenebrosos.

Sus ojos, de donde la divina chispa ha partido.
Como si miraran a lo lejos,...