• Es la alta noche. Un denso recogimiento oprime
    el huerto monacal, silenciario y sublime.
    Vela, insomne, el convento. En su quietud interna
    suena el chasquear metálico de la vieja cisterna,
    mientras sienten los muros, ornados de vestiglos,
    en su carne de piedra la gesta de los siglos.

    Acaso en el sosiego se oye un suspiro acezo,
    o alguna voz fanática...