• Estos poemas inseguros como mi
    primer hablar dedico a mi madre

    abra el libro como quien pela una fruta

    a l...

  • I

    La joven madre perdió a su hijo,
    se ha vuelto loca y está en su lecho,
    eleva un brazo, descubre un pecho,
    suma las líneas de un enredijo.

    El dedo en alto y el ojo fijo,
    cuenta las curvas de adorno al techo;
    y muestra un rubro pezón, derecho
    como un espasmo y ardor de rijo.

    En la vidriera cortina rala
    tensa y purpúrea cierne...

  • Con el frú-frú sedoso de femenil enagua
    deshilaba en la costa sus encajes el agua...

    ¡Oh, la isla melodiosa!
    surgía de las ondas como una enorme rosa
    primaveral, o el cuerpo de la niña;
    era la voluptuosa
    isla donde vendimia Amor su roja viña...

    ¡Oh, ingenuas albas! ¡Oh, inocencias! Era
    en la frescura de la Primavera
    blanca de lirios...

  • Con hermana y cuñado veranea
    En quinta señoril, sobre un ribazo,
    Asiento y gracia de salubre aldea.
    Y no para en el rústico regazo;
    Y es como una paloma que aletea
    Por eludir o quebrantar un lazo.

    ¡Un amor doloroso e inconfeso
    que le punza la sien como una espina,
    y que le sella el labio como un beso;
    y que no es como un fruto que se...

  • La vi tendida de espaldas
    entre púrpura revuelta.
    Estaba toda desnuda,
    aspirando humo de esencias
    en largo tubo, escarchado
    de diamantes y de perlas.

    Sobre la siniestra mano
    apoyada la cabeza;
    y como un ojo de tigre,
    un ópalo daba en ella
    vislumbres de fuego y sangre
    el oro de su ancha trenza.

    Tenía un pie sobre el otro...

  •   Raudo el buque navega. En la toldilla
    fuma impasible el capitán negrero.
    Por la abierta escotilla
    sube murmullo ronco y plañídero,
    que el sollozo semeja
    de mil bestias humanas;
    es el ébano vivo que se queja
    al dejar las llanuras africanas.

      Y mientras gime abajo el cargamento,
    y a merced de las olas y del viento,
    navega el barco...

  • COBARDÍA

    Sobre la arena mórbida que inquieto el mar azota
    sombreando la cabaña, vigila una palmera.
    La «paraca» despeina su verde cabellera
    y junto al pescador gira la alba gaviota.

    La tortuga longeva pensando en la remota
    malhadada aventura que la hizo prisionera...

  • Pasó con su madre, qué rara belleza,
    qué rubios cabellos de trigo garzul,
    qué ritmo en el paso, que innata realeza
    de porte, qué formas bajo el fino tul.
    Pasó con su madre, volvió la cabeza,
    me clavó muy hondo su mirada azul.

    Quedé como en éxtasis; con febril premura
    ¡Síguela! gritaron cuerpo y alma al par.
    Pero tuve miedo de amar con locura,...