• ¡Cómo estás en tu negro calabozo de arcilla,
    en vigilia perenne sepulta, oh, alma mía!,
    ¡en el fango del mundo hincada la rodilla,
    tú que eres toda luz y gracia y harmonía!

    ¡Gota azul de la sangre divina de los astros,
    que el Destino virtió en un ánfora pobre!
    ¡Arquitectura eximia de oros y alabastros
    hundida para siempre en el mar salobre...!

    ...