• Señor, Dios mío: no vayas
    a querer desfigurar
    mi pobre cuerpo, pasajero
    más que la espuma del mar.

    Ni me des enfermedad larga
    en mi carne, que fue la carga
    de la nave de los hechizos,
    del dolor el aposento
    y la genuflexión verídica
    de tu trágico pavimento.

    No me hieras ningún costado,
    no me castigues a mi cuerpo
    por...