• A Alejandro Quijano

    En la cúspide radiante
    que el metal de mi persona
    dilucida y perfecciona,
    y en que una mano celeste
    y otra de tierra me fincan
    sobre la sien la corona;
    en la orgía matinal
    en que me ahogo en azul
    y soy como un esmeril
    y central y esencial como el rosal;
    en la gloria en que melifluo
    soy...