• Fuensanta, dulce amiga,
    Blanca y leve mujer,
    Dueña ideal de mi primer suspiro
    Y mis copiosas lágrimas de ayer;
    Enlutada que un día de entusiasmo
    Soñé condecorar,
    Prendiendo, en la alborada de las nupcias,
    En el negro mobiliario de tu pecho
    Una fecunda rama de azahar.
    Dime ¿es verdad que ha muerto mi quimera,
    El idólatra de tu palidez...