• Este hombre del casino provinciano
    que vio a Carancha recibir un día,
    tiene mustia la tez, el pelo cano,
    ojos velados de melancolía;
    bajo el bigote gris, labios de hastío,
    y una triste expresión que no es tristeza,
    sino algo más o menos: el vacío
    del mundo en la oquedad de su cabeza.
    Aun luce de corinto terciopelo
    chaqueta y pantalón...