• Sus ojos se entornaron; sobre los blancos hielos
    de las altivas cumbres agonizaba el sol;
    y de las densas brumas tras de los amplios velos
    quedó flotando, a solas, inmóvil, en los cielos,
    el lívido cadáver del último arrebol.

    La luna, como un arco de nívea luz cuajada,
    subió con lento paso del infinito en pos;
    y entonces, reclinando la frente...

  • Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte!
    Nunca se satisface ni alcanza
    la dulce posesión de una esperanza
    cuando el deseo acósanos más fuerte.

    Todo puede llegar: pero se advierte
    que todo llega tarde: la bonanza,
    después de la tragedia: la alabanza
    cuando ya está la inspiración inerte.

    La justicia nos muestra su balanza
    cuando su siglos...

  • Ojos indefinibles, ojos grandes,
    como el cielo y el mar hondos y puros,
    ojos como las selvas de los Andes:
    misteriosos, fantásticos y oscuros.

    Ojos en cuyas místicas ojera
    se ve el rostro de incógnitos pesares,
    cual se ve en la aridez de las riberas
    la huella de las ondas de los mares.

    Miradme con amor, eternamente,
    ojos de melancólicas...

  • Tú no sabes amar; ¿acaso intentas
    darme calor con tu mirada triste?
    El amor nada vale sin tormentas,
    ¡sin tempestades... el amor no existe!

    Y sin embargo, ¿dices que me amas?
    No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:
    el Amor es un sol hecho de llamas,
    y en los soles jamás cuaja la nieve.

    ¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre,
    y debe...

  • En el sucio rincón de una taberna
    fría y desmantelada,
    semejante a una lóbrega caverna,
    Jorge, el más distinguido camarada,

    una noche lluviosa nos decía
    furioso, hecho una sopa:
    «Tres meses ha que a la adorada mía
    le juré no tomarme ni una copa.

    Ella, en cambio, postrándose de hinojos,
    con un amor profundo,
    jurome, por las niñas de...

  • ¿Eres un imposible? ¿Una quimera?
    ¿Un sueño hecho carne, hermosa y viva?
    ¿Una explosión de luz? Responde esquiva
    maga en quien encarnó la primavera.

    Tu frente es lirio, tu pupila hoguera,
    tu boca flor en donde nadie liba
    la miel que entre sus pétalos cautiva
    al colibrí de la pasión espera.

    ¿Por qué sin tregua, por tu amor suspiro,
    si no...

  • Melancólica reina pudibunda
    que vagas por los ámbitos del cielo
    como un místico témpano de hielo
    entre la negra oscuridad profunda.

    En esta noche en que tu faz circunda
    un halo transparente como el velo
    de las vírgenes novias, un anhelo,
    azul y enorme como el mar, me inunda.

    ¿Sabes lo que mi espíritu ambiciona
    en esta noche de noviembre...

  • ¡Amad la muerte, amadla!... ella procura
    el supremo descanso, ella nos guía
    en el camino del silencio, es fría
    pero buena… ella mata l‘amargura!

    Ella es la maga de la sombra… es pura
    y eterna… y todos la llamáis impía!
    Por qué? ¿Porque nos besa en l‘agonía
    y un tálamo nos da en la sepultura?

    La Muerte es la ceniza de la llama;
    es el «no...

  • ¡Y no temblé al mirarla! El tiempo había
    su tez apenas marchitado; hacía
    tanto... que ni de lejos la veía...

    Vago tinte de aurora su semblante
    inundó de repente, en el instante
    en que me vio tan cerca... y tan distante!...

    Las luchas interiores, no los años,
    revelaban también sus desengaños,
    que absortos tuvo a todos los extraños.

    ...

  • Dime: cuando en la noche taciturna,
    la frente escondes en tu mano blanca,
    y oyes la triste voz de la nocturna
    brisa que el polen de la flor arranca;

    cuando se fijan tus brillantes ojos
    en la plomiza clámide del cielo...
    y mustia asoma entre tus labios rojos
    una sonrisa fría como el hielo;

    cuando en el marco gris de tu ventana
    lánguida...