•  Dejó de castigarla, por fin cansado
    de repetir el diario brutal ultraje,
    que habrá de contar luego, felicitado,
    en la rueda insolente del compadraje.

     — Hoy, como ayer, la causa del amasijo
    es, acaso, la misma que le obligara
    hace poco, a imponerse...