• En vano, gran Martín, la Noche fría
    vistió tu rostro con su sombra oscura;
    mas que la nieve era tu alma pura,
    y más clara que sol de mediodía.
    Y hoy en la gloria perennal te alegras,
    mientras gimen sin tregua en el profundo
    mil y mil que tuvieron en el mundo
    los rostros blancos y las almas negras.
    Si, como vil, el orgulloso suelo
    y como...