• Cuando empieza el mundo
    a gozar quietud:
    en aquellas horas
    en que incierta luz
    viste mar y tierra
    aire y cielo azul,
    y no es ya de día
    ni de noche aún:
    yo, triste viajero
    que de Norte a Sur
    y de Oriente a Ocaso
    lleva su inquietud,
    como el que a andar siempre
    condenó Jesús,
    que sólo me veo,
    solo con mi...

  • ¡Cuánto ya del destino me quejaba!
    Y ¡ay triste! no sabía
    ¡que su saña crüel me condenaba
    a ser más desdichado todavía!
    Entre males sin cuento
    sólo un bien me restaba, una ventura:
    isla risueña, solitario puerto
    en el inmenso mar de mi amargura:
    fresco oasis de flores y verdura
    de mi vida en el árido desierto:
    y eras tú, madre mía,...

  • Como en la dura guerra
    del océano y huracán tonante,
    recuerda el navegante
    el quieto asilo de la dulce tierra;
    tal yo, madre querida,
    sola dulzura de mi triste vida,
    en este mar tempestüoso, inmenso
    de tedio y amargura,
    me vuelvo a ti y en tu cariño pienso,
    como en puerto de amor y de ventura.
    Y cuando más la pena me castiga,
    t...