• Tú que, como una cuchillada,
    En mi corazón doliente has entrado;
    Tú que, fuerte como un tropel
    De demonios, llegas, loca y adornada,

    De mi espíritu humillado
    Haces tu lecho y tu imperio,
    —Infame a quien estoy ligado,
    Como el forzado a la cadena,

    Como al juego el jugador empedernido,
    Como a la botella el borracho,
    Como a los gusanos...

  • La mujer, entretanto, de su boca de fresa,
    Retorciéndose cual una serpiente sobre las brasas,
    Y estrujando sus pechos en la cárcel de su corsé,
    Dejó correr estas palabras impregnadas de almizcle:
    —"Yo, yo tengo los labios húmedos, y conozco la ciencia
    De perder en el fondo de un lecho la antigua conciencia.
    Yo enjugo todas las lágrimas sobre mis senos...