• Todos los ojos
    estaban abiertos
    frente a la soledad
    despintada por el llanto.

    Tin
    tan,
    tin
    tan.

    Los verdes cipreses
    guardaban su alma
    arrugada por el viento,
    y las palabras como guadañas
    segaban almas de flores.

    Tin
    tan,
    tin
    tan.

    El cielo estaba marchito.
    ¡Oh tarde cautiva por las...