• Al fin, una pulmonía
    mató a don Guido, y están
    las campanas todo el día
    doblando por él: ¡din-dan!
    Murió don Guido, un señor
    de mozo muy jaranero,
    muy galán y algo torero;
    de viejo, gran rezador.
    Dicen que tuvo un serrallo
    este señor de Sevilla;
    que era diestro
    en manejar el caballo,
    y un maestro
    en refrescar...