• Volar parece nuestro leve coche,
    y huir veloces al opuesto lado
    montes, árboles, quintas; y el plateado
    luminar de la noche
    presuroso nos sigue por el cielo:
    ¡oh! ¡qué placer! mi descubierta frente
    azota el aura fresca blandamente
    en su contrario vuelo.
    ¿Dónde vamos? no sé, mas imagino
    que a una encantada celestial morada
    a donde nos...