• ¡A Dios, amada, a Dios! llegó el momento
    del pavoroso a Dios... mi sentimiento
    dígate aqueste llanto... ¡ay! ¡el primero
    que me arranca el dolor! ¡Oh, Lesbia mía!
    No es tan solo el horror de abandonarte
    lo que me agita, sino los temores
    de perder tu cariño: sí; la ausencia
    mi imagen borrará, que en vivo fuego
    grabó en tu pecho amor... Eres...