• Es el hospicio, el viejo hospicio provinciano,
    el caserón ruinoso de ennegrecidas tejas
    en donde los vencejos anidan en verano
    y graznan en las noches de invierno las cornejas.
    Con su frontón al Norte, entre los dos torreones
    de antigua fortaleza, el sórdido edificio
    de agrietados muros y sucios paredones
    es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo...