• La voz de bronce no hay quien la estrangule:
    mi voz de bronce no hay quien la corrompa.
    No puede ser ni que el silencio anule
    su soplo ejecutivo de pasión y de trompa.

    Con esta voz templada al fuego vivo,
    amasada en un bronce de pesares,
    salgo a la puerta eterna del olivo,
    y dejo dicho entre los olivares...

    El río Manzanares,
    un traje...