• Olas, viento y espumas,
    cielo y agua;
    el sol, tras de las brumas,
    muere en su roja y gigantesca fragua.

    Una nívea gaviota
    que se aleja
    en el aire la nota
    de un grito agudo y penetrante deja.

    Yo solo, en la baranda
    del navío
    que cruje y tiembla y anda
    penosamente sobre el mar, sonrío
    y pienso en ti, y en mis pestañas...