• Yo diviso rodando marchita
    sin aroma la cándida flor
    que furioso huracán precipita
    resonando con triste fragor.

    De mi seno se lleva la calma,
    mis ensueños de gloria, de paz,
    y en lugar de la dicha del alma,
    solo queda un recuerdo fugaz.

    En un tiempo que huyó presuroso
    como el eco de triste canción,
    levantando su cáliz precioso...